Abogados para médicos en proceso judicial

Dr. Jiménez Alba: «No hay intervenciones sencillas. Las reclamaciones suponen un riesgo»

18 minutos

Uniteco entrevista al doctor Gonzalo Jiménez Alba, ginecólogo, quien, durante 7 largos años, estuvo inmerso en una reclamación médica y un proceso judicial del que era totalmente inocente. Tras años de lucha, muchos disgustos y una espera eterna, salió indemne gracias a, según él, el asesoramiento especializado de su agencia asesora (Uniteco) y el asesoramiento continuo que recibió.

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  • ¿Cómo describiría las emociones y pensamientos que experimentó cuando se enteró de la reclamación o sufrió el accidente?

En primer lugar, tuve una gran sorpresa, sobre todo por la gran capacidad que llega a tener la gente no sólo de tergiversar las cosas que le pueden venir bien, sino también guiándose por ideas o consejos que puedan estar recibiendo de parte de su defensa. Eso me sorprende, pero no sólo por el caso que me ocurrió, también he sido testigo de otros casos con actitudes parecidas.

Esto se habla de entre médicos y poco más o menos, lo conocemos todo. Actualmente, el sistema de salud de nuestro país está siendo acorralado por las necesidades de todo tipo que tiene la gente. Esto incluye, sobre todo, motivos económicos. Yo he llegado a ser abordado por un abogado en el intermedio de un Congreso, lo primero que me preguntó es si yo estaba contento «con todo lo del hospital» (obviamente, me confundió con un usuario). Le respondí que sí y su respuesta fue que «seguro que había algo con lo que yo pudiera no estar conforme», seguidamente me facilitó la tarjeta de su bufete. Estaba claro que se había equivocado de persona, porque al identificarme con la tarjeta del Congreso, el hombre salió corriendo.

«El sistema de salud de nuestro país está siendo acorralado por las necesidades de todo tipo que tiene la gente», asegura el doctor

  • ¿En qué consistió la reclamación que usted recibió?

Desde mi punto de vista, la reclamación no tenía fundamento. Es cierto que las complicaciones que surgieron a partir de un determinado momento fueron muy importantes para la paciente y eso lo puede ver cualquier compañero, pero eso nada tuvo que ver con la ginecología. Este proceso judicial completo duró entre 6 y 7 años, ya que los juicios se suspendieron hasta en 3 ocasiones. La primera vez porque faltaba algún dato de la paciente y el juez decidió prorrogar el plazo para que pudiera aportar lo necesario. Creo recordar que era una firma que no reconocía. En otra ocasión, fue un fallo técnico en el juzgado que impidió la grabación del juicio. Y una tercera vez que fue algo relacionado con que uno de los peritos o los testigos estaba en el extranjero.

Todo esto fue cubriendo de nebulosa el proceso, en el que me asesoraron hasta 3 abogados que colaboran con la agencia asesora que cubre mi seguro de responsabilidad civil, Uniteco. El primero de ellos, ya en la primera entrevista, me dijo que el caso era indefendible.

Yo estoy convencido de que el caso se complicó a raíz de que (ya en el juzgado) la persona que me tomó la primera declaración no entendió nada.

Esa es mi sensación. De hecho, me sorprendió que la jueza se dirigió a mi abogado con cierto tono despectivo en bastantes momentos. Desde mi punto de vista, me pareció que ella ya tenía claro cómo iba a actuar desde el principio y así lo hizo. Pero como le digo, es mi percepción desde la ignorancia de un proceso judicial. No quiero pecar en absoluto de mala interpretación de los demás. Es de suponer que ella sabía lo que tenía que hacer.

Por otro lado, tuve testigos directos de todo el episodio, eso fue la clave. No podían en absoluto decir otra cosa. En cuanto a los peritos, es de sobra conocido que el peritaje tiene muchas complicaciones a la hora de elaborar y emitir las ideas que tiene sobre el desarrollo del procedimiento.

Todo esto incluye el trabajo de los abogados. En este caso, tengo mucho que agradecer al señor Ramiro Urioste, del despacho DS Legal. Profundizó de tal manera en toda la trama del episodio, que muy bien podía parecer otro especialista más. Es increíble la capacidad de profundizar en el tema que desarrolló este señor, cosa que le honra y lo que demuestra que, si esto mismo hubiese sucedido al principio, el proceso tal vez no se habría alargado tanto. Nos hubiéramos ahorrado 7 años, muchos disgustos, trámites, citaciones, etcétera. Aunque, supongo, que será algo normal dentro del proceso judicial, pero para mí todo era nuevo en ese sentido.

  • Antes de este incidente, ¿había reflexionado previamente sobre la posibilidad de enfrentar una situación así en su práctica profesional, o fue esta una experiencia completamente inesperada para usted?

Espero que sean muy pocos los que duran tanto, aunque no lo puedo afirmar. Lo que sí puedo afirmar es que el riesgo de las reclamaciones, de accidentes o de complicaciones que pueda tener cada profesional, y no hablo sólo de medicina, sino de todos los trabajos, es que ninguna intervención es sencilla o que no tiene ningún riesgo. En absoluto. Eso lo aprendí ya de mis primeros jefes de formación y de los 36 años de experiencia que tengo. No existen intervenciones sencillas. No existen intervenciones sin riesgo. El riesgo está siempre y es algo que quiero recalcar.

Es como el propio riesgo de la vida. ¿Cuál es ese riesgo? La muerte. Únicamente, no se sabe ni cuándo, ni dónde ni cómo. Razón de más para estar siempre alerta.

  • Durante la gestión de su defensa, ¿puede compartir algún momento o situación específica que haya sido especialmente desafiante para usted? ¿Cómo afrontó esa dificultad?

Lo más difícil fue mi ignorancia en el Derecho Médico. El proceso fue desagradable en muchos momentos, sorprendente y casi te diría que increíble. El día que recibí la primera citación ni siquiera sabía de qué se trataba. Yo no tenía ni la más mínima idea de un error cometido. No era capaz de encontrar cuál fue la actuación errónea y no podía entender dónde comenzó todo para terminar en una denuncia. Con lo cual, tuve que preguntar a un cirujano sobre lo que significaba esto, por dónde había que empezar y qué es lo que había que hacer.

«El día que recibí la primera citación ni siquiera sabía de qué se trataba», alude el Dr. Jiménez Alba

Yo creo que era como una colmena en la que todos están haciendo lo que tienen que hacer y, de repente, todo se paraliza porque se ha metido algo dentro y nadie sabe lo que es.

  • ¿Qué le estaba reclamando a usted la parte demandante? ¿Dinero? ¿La inhabilitación? ¿Algo más complejo?

Al principio, no recuerdo exactamente el orden, pero sé que pidieron dinero, mucho dinero, la inhabilitación la daban por supuesto. Y, por otro lado, pedían entre 2 y 3 años de cárcel. Esto supone un shock emotivo que en ese momento le deja a uno totalmente indefenso. Primero, por la sorpresa. Segundo, por la ignorancia del procedimiento. Y tercero, porque al no haber esperado nada así, uno no tiene nada absolutamente preparado. Y con esto me refiero a formación de apoyo judicial o defensa.

  • Respecto al asesoramiento jurídico y gestión de tramitación que recibió durante este proceso, ¿hay alguna asistencia o apoyo particular que destacaría como esencial o especialmente valioso para usted en esta situación?

Por supuesto que sí. Ahí entra el importantísimo papel de Uniteco. Desde el minuto cera se encargaron de racionalizar todos los aspectos que abarca un hecho como esta reclamación médica. Es decir, analizar la situación del acusado, las posibilidades de defensa, el desarrollo del procedimiento que llevó a esta situación… La defensa de Uniteco y DS Legal se volcó, no solamente para intentar calmar la intranquilidad que me había invadido, sino para decirme cómo y qué era lo que tenía que hacer.

Recuerdo que hace bastantes años, en un Congreso sobre responsabilidad civil, el compañero orador dijo: «de acuerdo a las cifras actuales, el riesgo de reclamación es de 5 por profesional y año». De esto hace ya 30 años. Ahora, de la parte contraria, hay una oleada muy importante que empieza diciendo: «esto nos lleva a pedir 20, seguramente nos den 10, pero con que nos den 5 ya hemos ganado». Esto ha viciado totalmente la relación médico-paciente en cuanto a medios, que no es lo mismo que en cuanto a resultados.

Esto no quiere decir en absoluto que yo haya cambiado mi trato al paciente. Desde el principio, yo he tratado de ponerme en su lugar, dentro de la medida que uno puede permitirse. Desde mis primeros jefes he aprendido que el dolor no es sólo aquel que necesita un anlgésico, el dolor de una paciente puede necesitar a veces de una sola palabra. Son muchos los factores que pueden complicar la situación anímica de una mujer, dada la especialidad de ginecología. Asuntos familiares, laborales, personales, incluso hereditarios, personas que tienen progenitores con alteraciones de la personalidad (dado su carácter hereditario)… En un momento determinado, todo puede facilitar o desencadenar un mal momento para la paciente. Eso hace que en el profesional se desarrolle la capacidad de valorar a la persona o la paciente que tiene enfrente.

  • Está hablando de empatizar con el paciente, pero volviendo a la reclamación. ¿Qué consejo específico ofrecería a otros médicos que se encuentran en una situación similar? ¿Hay algún recurso o enfoque que encontró particularmente eficaz o reconfortante?

Por la experiencia que he pasado, el primer consejo está clarísimo. No dejar nunca de tener un apoyo como el de la póliza, por la seguridad no sólo jurídica, sino también anímica, para organizar la defensa y para entender qué es lo que está ocurriendo. Es lo mismo que el paciente, que no sabe lo que le pasa, y pide ayuda al médico porque no sabe por dónde empezar. Sobre todo, si no ha tenido antes incidentes parecidos. Tristemente, la experiencia puede hacer que uno sepa cómo actuar, pero no deja de ser desagradable. Con lo cual, el primer consejo es que la responsabilidad civil esté cubierta por una compañía experta en el sector de la salud. En mi caso, con Uniteco y su magnífico equipo.

Quiero aprovechar la ocasión que se me brinda para agradecer profundamente el trato recibido en todo momento y ante cualquier duda que tuve. Deseo añadir, asimismo, que en toda justa correspondencia y encantado, me pongo a disposición de todo el personal de Uniteco para todo lo que me sea posible como ginecólogo.

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