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Pacientes inmunodeprimidos: características y consejos especiales

11 minutos

Los pacientes inmunodeprimidos son pacientes muy vulnerables que deben extremar las precauciones en el cuidado de su salud y tener muy en cuenta todas las recomendaciones aconsejadas por su médico. Es por ello, que como profesionales de la salud es muy importante ser conscientes de la situación de mayor vulnerabilidad a la que están expuestos los pacientes inmunodeprimidos y adaptar su tratamiento para que sea acorde a su situación.  

De hecho, con la irrupción de la pandemia estas precauciones se han extremado para este tipo de pacientes. La pandemia pone en una situación aún más complicada a los pacientes inmunodeprimidos que se ven envueltos en una situación de vulnerabilidad mucho mayor. 

Características de pacientes inmunodeprimidos 

La disfunción inmunitaria ocasiona una mayor posibilidad de padecer infecciones, neoplasias malignas y la aparición de enfermedades autoinmunes. Por ello, ante pandemias epidemias o contingencias similares, el paciente inmunodeprimido es un paciente de riesgo

¿Cómo tratar a un paciente inmunodeprimido? 

En algunos casos, los trastornos inmunitarios primarios están relacionados con una enfermedad grave, como puede ser un cáncer o un trastorno autoinmune, los cuales necesitan tratamiento.  

Estos tratamientos para la inmunodeficiencia primaria suponen prevenir y tratar infecciones, para ello hay que reforzar el sistema inmunitario y tratar la causa de base donde reside el problema. 

Control de las infecciones 

  • Tratamiento de las infecciones. Las infecciones requieren un tratamiento rápido y agresivo con antibióticos. No obstante, algunas infecciones requieren tratamientos más largos con ciclos de antibióticos que se extienden más en el tiempo de lo que se indica habitualmente. En el caso de que el paciente no responda al tratamiento instaurado será necesario la hospitalización y antibióticos administrados por vía intravenosa. 
  • Prevención de las infecciones. Hay personas como los niños con inmunodeficiencia primaria que no pueden recibir vacunas con virus vivos, como puede ser la vacuna oral contra la poliomielitis y la triple viral. En ese caso, requerirán de antibióticos a largo plazo para prevenir ciertas infecciones respiratorias o infecciones con daño permanente en los pulmones y los oídos. 
  • Tratamiento de los síntomas. Los medicamentos para el dolor y la fiebre como el ibuprofeno, los descongestionantes para la congestión sinusal y los expectorantes para disminuir la mucosidad en las vías respiratorias pueden ayudar a combatir los síntomas provocados por las infecciones. 

Tratamiento para reforzar el sistema inmunitario 

  • Inmunoglobulina. La inmunoglobulina puede administrarse por vía intravenosa o mediante una infusión subcutánea. Hay que recordar, que la inmunoglobulina consiste en las proteínas de los anticuerpos que el sistema inmunológico requiere para combatir las infecciones. No obstante, el tratamiento intravenoso debe hacerse semanal o quincenalmente mientras que la infusión subcutánea se debe de realizar una o dos veces por semana.  
  • Interferón gamma. El interferón gamma es una sustancia sintética que se inyecta en el muslo o en el brazo tres veces a la semana.  Esta sustancia se utiliza para el tratamiento de la enfermedad granulomatosa crónica, una forma de inmunodeficiencia primaria. Los interferones son sustancias que produce el cuerpo naturalmente y son los encargados de combatir a virus y estimular a otras células del sistema inmunitario como macrófagos y linfocitos NK. 
  • Factores de crecimiento. Esta terapia es muy útil para tratar la disminución o falta de ciertos leucocitos produciendo un incremento paulatino en los mismos.  

Vacunación en pacientes inmunodeprimidos

Los pacientes inmunodeprimidos constituyen uno de los grupos de riesgo para la COVID 19 y suponen un grupo prioritario de atención. La vacunación es una medida preventiva esencial para su salud. Asimismo, no debemos olvidar la esencialidad de que estos pacientes además de la vacuna contra el Sars-CoV-2 reciban también las dosis contra el neumococo y la influenza.

En cuanto al momento de recibir la vacuna, la Federación de Asociaciones Científico Medicas Españolas (FACME) recomienda recibir la dosis cuando la enfermedad de base sea estable o sus complicaciones las menores posibles, por ello, señalan que el mejor momento para administrar la vacuna al paciente es a mitad del ciclo de tratamiento. 

En el caso de que el tratamiento que esté recibiendo el paciente sea de medicamentos deplecionantes de linfocitos B la Sociedad Española de Inmunología recomienda completar las dos dosis de la vacuna al menos dos semanas antes del inicio del tratamiento.

¿Es segura la vacuna frente a Covid-19 ante estos pacientes?

Aunque, estos pacientes no han sido incluidos en la mayoría de los ensayos clínicos de la vacuna, se espera que el perfil de seguridad sea el mismo en la población general que en los pacientes inmunodeprimidos, por lo que la vacunación está aprobada y recomendada en este grupo poblacional. Ninguna de las vacunas aprobadas frente a la Covid-19 hasta día de hoy presenta contraindicaciones de uso.

Hasta el día de hoy, las vacunas que se han aprobado son dosis basadas en ARNm que es rápidamente degradado en el interior celular, además no tiene la capacidad de replicación ni de inserción. Por esa razón, son vacunas adecuadas para su administración en pacientes inmunodeprimidos.

La eficacia de las vacunas puede verse comprometida en grado variable según la inmunodeficiencia que padece el paciente, independientemente, de no haber datos de seguridad y eficacia de las dosis contra el Sars-CoV-2 en pacientes con inmunodepresión importante.

Por ello, es esencial que el tratamiento inmunosupresor no se interrumpa por la administración de la vacuna. Supondría un riesgo innecesario el surgimiento de un nuevo brote de la enfermedad latente que pondría en grave riesgo la salud del paciente. Del mismo modo, tampoco se debe de alterar la pauta de administración del tratamiento inmunosupresor. Sin embargo, en ciertas ocasiones especiales se puede considerar retardar la administración de la siguiente dosis siempre y cuando no se supere las dos semanas.

En definitiva, la clave para el manejo de estos pacientes inmunodeprimidos es la prevención. Con la irrupción de la pandemia estas personas han visto incrementado su riesgo, por ello, la mejor manera de tratar un paciente inmunodeprimido es realizar un seguimiento cercano del caso y apoyarse en una buena labor de prevención.

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