
La enfermedad de Parkinson afecta a quien lo padece desgastando progresivamente su sistema nervioso. De esta forma, termina afectando al movimiento del paciente e impidiéndole realizar actividades básicas, como el caminar, dificultad para pensar o comer. La edad, la predisposición genética, así como el sexo (más propenso en hombres) son factores de riesgo para la enfermedad, donde los síntomas relevantes son los siguientes:
- Temblores.
- Lentitud en los movimientos.
- Rigidez muscular.
- Alteración de la postura y el equilibrio.
- Pérdida de los movimientos automáticos.
- Cambios en el habla y la escritura.
Si bien la enfermedad en sus comienzos suele dar síntomas leves o poco notorios, el tiempo hará que las complicaciones se vean agravadas.

Un implante cerebral, posible solución a la enfermedad de Parkinson
La causa principal de la enfermedad de Parkinson es la muerte de las células nerviosas, o neuronas, del cerebro. Un porcentaje de los síntomas de la enfermedad se producen debido a la pérdida de las neuronas que producen la dopamina en el cerebro, lo cual deja sin neurotransmisores al paciente.
En los últimos años, los investigadores lograron desarrollar los implantes cerebrales, abriendo nuevas vías de desarrollo en la medicina. Ahora, estos implantes han sido utilizados para revertir los síntomas del Parkinson.
La estimulación artificial del cerebro no es nueva en otras enfermedades; sin embargo, el tamaño y lo poco invasivo que es por su tamaño hacen del nuevo “Picostim” (así lo han llamado) una revolución.
Hasta la fecha, los implantes cerebrales requerían de una cirugía que introdujese una batería en el tórax del paciente. Posteriormente, unos cables suministrarían la energía desde el tórax hasta el cerebro. La operación ronda un mínimo de cinco horas y podría tardar hasta dos días para finalizar el proceso completo.
El nuevo Picostim -aún en fase de prueba- supone una reducción en dos tercios del tamaño actual. El dispositivo de estimulación cerebral ya podría, gracias a sus nuevas dimensiones, colocarse directamente en el cerebro de la persona. Esto, además de la reducción en costes, supone un nuevo tiempo de duración de la cirugía de entre dos y tres horas.
Todo este mecanismo, que se implanta en el cerebro de la persona, permite contrarrestar la pérdida de los neurotransmisores del paciente con Parkinson. Además, facilita la vida del paciente, ya que solamente requiere una carga de la batería de dos horas a la semana.
Las primeras pruebas son alentadoras
El implante del Picostim sigue estando en fase de ensayo. Sin embargo, en 2019, ya se introdujeron los primeros estimuladores en los cerebros de los pacientes, que se habían prestado a ser objeto de la investigación.
Uno de ellos fue el británico Tony Howells, quien recuerda que en el último Boxing Day antes de la operación no pudo avanzar más de 182 metros en un paseo con su mujer. En cambio, un año más tarde de la operación, en otro Boxing Day, repitió la salida con su mujer y alcanzó los cuatro kilómetros. Además, ha afirmado que pudo haber andado más.
Así, los ensayos, cuya finalización está prevista para 2023, avanzan de forma alentadora hasta el momento.

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